Lejos de ser inhóspito, el silencio es una parcela de tierra fértil. No hay nada vacuo o pretencioso en él. Silenciarse es amar la hondura del instante, meditar en ello, crecer.
Liena T. Flores
Quiero flores silvestres y días de sol. Mirar al cielo sin prisas. Sin ruidos adyacentes. Despertar aquí, ahora. Verte sonreír mientras robas mi almohada y tu cuerpo tibio me soborna. Quiero no querer, no sentir. Para que sea la vida, desde sus fauces, quien haga germinar los misterios .
Liena T. Flores
Derecho reservado de autor
Y me vi en el sofá expiando las penas. Revisando anotaciones del diario . Llevaba un vestido de lunares y el cuello mortecino cubierto en perlas. Ya no tenía el mismo pulso al escribir. Las manos temblorosas, el cuerpo adolorido, y un corazón tan joven y sonriente como hace cinco lustros cuando escribía las historias que hoy pululan en el librero y la memoria.
Liena T. Flores
Crédito de fotografía: web
Sé bien que le pertenezco al mundo. Me ha sorprendido el atardecer entre calles angostas, en plazas y parques, en ruinas lejanas de alguna ciudad. Escribí cartas al viento. Ardí en la hoguera y el río siempre me conduce al mar. Sé que la vida va ceñida a un hilo. Que en mi alforja llevo el agua de Túnez y Asúan. Soy polvo, arena, agua, viento, calor y frío. Soy el último beso que te oyó suspirar. Y entre tanto soy nada.
Liena T. Flores
Derecho reservado de autor
Fotografía: web
Era real es deshielo
la charla tonta que se escapa del tiempo
el súbito temor de saber
que el alma se vierte desnuda
a contra luz.
Era real la entrega, el equilibrio,
presentir los miedos
que cruzan el mapamundi de tus ojos.
Todo existe,
tan real como el beso al despertar,
como la mesa y el desayuno.
Aún no sé si ha llegado contigo
o he sido yo,
que abriendo puertas
dejé entrar la primavera.
Liena Tamayo Flores
Derecho Reservado de Autor
Cuando eres isla te nacen mares, frutos frescos y palmeras en la piel. Tú voz se alza aguda y clara como las voces de los pájaros. Pisas la tierra india y negra que alimentó a tus ancestros y rememoras que estás hecha de sal y sol, de colores, de abrazos cálidos, de melao y arena. Cuando eres isla en ti rugen las olas, arde el fuego, late el tambor.
Porque el camino conduce siempre a algún sitio, he de vivir la confusión, sentir el vacío. Amar el silencio, saciarme de música y libros. Perderte. Pensarte. Mirarme al espejo. Despertar un buen día con ansias de hacer lo que no hice antes. Vibrar, llenarme de mar, de sueños. Saberme entera. Abrir la puerta y al fin encontrarte.
Voy por un café
antes de que sea tarde
y me crezcan alas,
antes de que vuelvan los recuerdos
de aquella mañana
cuando tus manos inquietas
dibujaron arabescos
sobre los sitios ignotos de mis planicies,
sigiloso te adentraste en la gruta de la femineidad,
levité en ti
y me entregaste el flujo la vida.
Liena T. Flores
Derecho Reservado de Autor
Amordazada y fluvial,
dos en una.
Un paso adelante,
un paso atrás,
nada es en vano.
Soy el capullo
de mi inconsciencia consciente,
un grano de sal en la herida,
el epítome de la dulzura.
Crezco en espirales
de anhelos mundanos,
soy trascendencia divina.
Y a veces, solo a veces,
soy nada.