A veces basta un instante enmudecido bajo las brumas del incienso. Basta un círculo de fuego, la luz penetrante escurriéndose a través de la ventana, el café a deshoras, la cita a ciegas con un libro, la curiosidad centelleante de descubrir otros mundos lejanos y distintos al mío. Basta una tarde entre las olas para diluir la mirada y los sueños en el horizonte. Basta saber que estás en esa espiral de universos que me habitan, moviendo los hilos invisibles de mi existencia, cubriéndome, llevándome a los sitios que esperan.
Liena T. Flores
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A veces basta un suspiro…
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