—¿Como escapar de los rayos ardientes del sol cada tarde?
—¡Abrázalo!
Me dejé embargar por las voces turbulentas de la mente. Sin dudas la Luna deliraba y yo seguía presa de miedos, cazando estrellas para olvidar. Ella percibió tal desconcierto, sonrió como quien conoce todas las respuestas y entonces dijo:
—El sol solo quema a quienes no confían. Cuando comprendas que nada esta tan lejos como para alcanzarlo, entonces brillarás como él.