Un atardecer sin nombre me regala el aroma de las flores silvestres. La hierba verde crece erguida desde la tierra húmeda, la sinfonía de los pájaros de invierno sobrevuelan el cielo de nubes multiformes. Respiro una quietud inigualable: he regresado a ti . Tus manos temblorosas y frías contornean mi espalda, me sostienen con la fuerza centrípeta de tu amor gitano. Un clásico despliegue de besos en la nuca. La respiración pausada musitando un te amo.