Me dijo te llevo dentro, y esas fueron ciertamente sus últimas palabras. Una mirada salpicada de nostalgias y deseos incumplidos me recorrió de norte a sur, con las ansias de quedarse ahí, atado a cada pliegue, amarrado al alma. No supe que decir en ese instante, hay palabras que no encuentran momentos, o será tal vez que para algunos momentos no existen palabras. Confieso, han pasado siglos desde entonces…